Francisco Pizarro consideró que Atahualpa, después de haber cumplido su compromiso, debía quedar libre, pero las presiones de los partidarios de Huáscar y los intereses de la conquista le llevaron a decidir su ejecución. Atahualpa fue acusado de fractricidio, idolatría y conspiración contra los españoles. Un proceso sumario le condenó a morir en la hoguera, pero su pena fue conmutada por la de garrote al haber aceptado ser bautizado con el nombre cristiano de Francisco.
Esta información fue extraída de: Enciclopedia Universal Magister, Tomo 1.
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